Precarización salarial, la nueva cultura laboral en México

 

Mouris Salloum George*

Desde los primeros meses de implantación del Estado neoliberal, en que se inauguró un nuevo modelo de corporativismo empresarial, a iniciativa de la Confederación Patronal de la República Mexicana se puso en cartelera una nueva cultura laboral, para exorcizar la lucha de clases.

 

La etiqueta de ese proyecto impuso una condición básica: atar el incremento de los salarios a la productividad, cuando ya el Banco de México de su lado había decretado los topes salariales.

 

Según aseguran hasta los estadígrafos gubernamentales, gracias a la productividad de la clase trabajadora,  México logra, aunque relativos, algunos avances en competitividad internacional.

 

Los bajos salarios a la mano de obra, son una de las ventajas comparativas que los tecnócratas ofrecen a los inversionistas extranjeros. Todavía es tema en la revisión del TLCAN.

 

Más ocupación, menos acceso a servicios de Salud

Entre las cosas que el actual gobierno quiere seguir contando, aquí tenemos una que documenta y suscribe el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

 

Dice el Inegi que la precarización salarial en México se agudizó en 2017 y el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud se incrementó en más de 500 mil trabajadores y empleados.

 

De acuerdo con reciente reporte de dicho instituto, el número de personas que ganan hasta un salario mínimo aumentó en un millón, mientras que la cifra de trabajadores que tienen ingreso por más de cinco minisalarios se desplomó.

 

Los mexicanos que perciben de uno a tres salarios mínimos son25 millones de individuos del total de la Población Económicamente Activa (52 millones 876 mil).

 

Las cuentas se dimensionan frente al triunfalismo de la actual administración federal, que blasona del máximo histórico en la creación de empleos: Unos cuatro millones.

 

La cosecha de parias, sin solución de continuidad

Lo peor del caso, es que los negociadores en la revisión del TLCAN mantienen una posición irreductible frente a sus pares que pujan por una mejoría de ingresos de los trabadores mexicanos, particularmente en la industria automotriz, donde se registra la mayor asimetría en salarios y prestaciones respecto de los Estados Unidos y Canadá.

 

La cosecha de parias, pues, parece no tener solución de continuidad. El gobierno saliente de la deja de tarea al próximo gobierno. El que venga atrás que arríe.

*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

Noticias relacionadas

Comenta